viernes, 21 de diciembre de 2012

APROPE DA INICIO AL PROGRAMA "LA DEUDA INSTITUCIONAL ARGENTINA"

La democracia tiene enormes deudas con el ciudadano, con el pueblo. Y una de las principales es la consolidación de las instituciones para hacer mas democrática la democracia. por ello, hemos iniciado un Programa, cuyos objetivos principales están descriptos en el documento que se transcribe a continuación. Quienes quieran sumarse, no tienen más que escribir a aproperonista@gmail.com


INFORME – PROPUESTA DE REFORMA
LA DEUDA INSTITUCIONAL ARGENTINA
INTRODUCCIÓN
La democracia argentina ha madurado, ha avanzado, se ha desarrollado, desde 1983 a esta parte. Los riesgos de pérdida del estado de derecho ya los observamos como malos recuerdos difusos de un pasado que no vuelve, e incluso, se superó la crisis de 2001 dentro del marco de la ley, y en variados aspectos, podemos decir que tenemos un sistema firme y consolidado.
Sin embargo esta claro que la Argentina tiene todavía una deuda institucional con la sociedad. Hablamos y sufrimos por la deuda económico-financiera externa, se habla no con poca razón de la deuda social, pero poco de la deuda institucional. La Argentina es un país inseguro desde sus cimientos, sus instituciones son poco creíbles y respetadas, y no nos refimos solo a las políticas, sino las de todo ámbito.
Las instituciones no ofrecen estabilidad ni garantía a la sociedad, y eso alimenta la rueda de deterioro, la gente no cree y por ende no respeta, no cumple, y las instituciones, más y más se debilitan a causa de ese descreimiento. Más allá de las cuestiones coyunturales de urgencia, a resolver en el corto plazo, ineludibles por cierto, como la asistencia social y alimentaria, los compromisos internacionales, la inflación y las demandas salariales justas, el cúmulo de problemas coyunturales será una rueda interminable si no solucionamos en paralelo lo problemas estructurales de la sociedad y del Estado.
En 1994 la reforma constitucional trajo pocos cambios realmente apreciables para el sistema, pero a priori, uno de los que podía contarse como una evolución interesante, fue el afianzamiento de organismos que generaban un sistema de control a los actos estatales, antes y después de su ejecución. Estos organismos conforman la primera deuda institucional de la que vamos a ocuparnos, simplemente porque nacieron con una impronta de cambio y se transformaron, lamentablemente, en más de lo mismo.
No existe posibilidad de que el ser humano se desarrolle en una sociedad no anarquista, con un sistema de gobierno de tipo republicano, sin organismos de control adecuados. La existencia de tres poderes, y de representación de las minorías, requiere necesariamente el control. De hecho, han existido pocos gobiernos que tengan en el Poder Legislativo, mayorías propias en ambas cámaras, como para alegar la representación de “la mayoría” de los argentinos, por el contrario, los gobiernos han representado a la “minoría más amplia”, habiendo otras minorías que, sumadas, representan a una porción mayor de la sociedad que la primera minoría.
Esa mayor cantidad de representantes distribuidos en minorías, debe tener capacidad de control sobre los actos de la primera minoría y que además gobierna desde el Poder Ejecutivo, y para eso sirven los organismos de control.
La Constitución del ´94 estableció mecanismos de control y consagró a uno como el más relevante, para analizar ex post facto, los actos del poder administrador, la Auditoría General de la Nación.

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